Limones ácidos para Aldo Mariátegui. Carta de miembros de la PUCP ante su columna

Aldo Mariátegui ha escrito en su columna del diario Correo un texto intitulado «Limones ácidos». A decir verdad, el tenor del artículo no es sorprendente. Es ya sabido que el vergonzoso estilo de «periodismo» que lo caracteriza consiste en la adjetivación burda y nada ingeniosa, la carencia de argumentos válidos y sus patéticos insultos autocomplacientes. Y sin embargo resulta comprensible que haya causado indignación entre la comunidad universitaria de la PUCP por el modo como se refiere a dicha universidad.

El texto prácticamente inicia con un argumento que se torna válido exactamente en contra de su autor. Éste afirma lo siguiente: «Todo el mundo sabe que este señor [Diez Canseco] me parece aborrecible por la tremenda carga de odio y resentimiento que irradia -muy probablemente por problemas personales- hacia el resto del planeta». Y acto seguido califica a los votantes del candidato Humala como «varios cojudos» (antes los había llamado «electarados»). ¿Eso no es precisamente irradiar odio y resentimiento? Si realmente cree Mariátegui en lo que afirma (y hay que darle a toda persona la presunción al menos de no ser un enajenado), lo que presenta como causa de su aborrecimiento hacia el electo congresista Diez Canseco debería (suponiendo honestidad intelectual) causarle idéntico aborrecimiento hacia sí mismo: «Todo el mundo sabe que yo [Aldo Mariátegui] me aborrezco por la tremenda carga de odio y resentimiento que irradio -muy probablemente por problemas personales- hacia el resto del planeta».

Por otro lado, no es que llamar «cojudo» o «tarado» a alguien sea en sí mismo algo reprobable, sino que, para corroborar la validez de dichos calificativos, deben ser dadas las razones. Suponiendo que no sea por taradez, Mariátegui no da razones porque para él existen opciones políticas que son malas per se, con una claridad y fuerza que no tienen siquiera las leyes físicas. Y, cuando se siente medianamente inseguro, apela a algún recurso cómico mal empleado, tal como «debe ser por el agua de Sedapal». Una vieja frase recomienda no escupir al cielo porque en el propio ojo le puede caer a uno el escupitajo. Esto le sucede una y otra vez a Mariátegui, con una terquedad digna de otra especie.

Pero volviendo sobre el tema de la PUCP, en su texto dice lo siguiente:

Y a la PUCP, la madre del actual caviar-humalismo, le deberían cambiar el nombre a Pura Universidad de la Cojudez del Perú. Eso no sólo reflejaría la verdad sino que de paso se acabaría de una vez el lío con Cipriani. […]

Estudié (perdí el tiempo en realidad) en la PUCP, pero no tomaba agua allí. Eso probablemente me salvó de la lobotomía caviar que allí practican con tanto éxito…

Habrá quienes digan que «el cinismo de este hombre no tiene nada de risible y sí mucho de indignante» (como se dice de Cantinflas en Ahí está el detalle), pero esto tiene que ser colocado en perspectiva. Por el lado subjetivo del asunto, a mí, la verdad, me dan risa los exabruptos de Aldo Mariátegui. No porque sea un buen comediante —que no lo es y favor le hago mencionando a Cantinflas—, sino porque sus muestras de odio y resentimiento son para mí ciertamente risibles en tanto que no les doy importancia. Ahora bien, por el lado objetivo, resulta que el señor no es presentado como un comediante o payaso, sino como un periodista de opinión presuntamente agudo y serio. Ahí está el detalle, porque entonces no es sino un mal humorista que hace mal periodismo y ambas cosas son criticables. Yo no le encuentro agudeza humorística ni seria.

Por eso transcribo a continuación la carta que un grupo de estudiantes, profesores y trabajadores de la PUCP han propuesto enviarle. Porque si Aldo Mariátegui, como afirma, perdió el tiempo en la universidad, que es donde la pluralidad (universitas) lo confronta a uno, entonces se comprende bien la razón de su pensamiento chabacano y necio, así como la de sus odios. Y si afirma no haber aprendido nada allí, pues debería consecuentemente devolver su título profesional. La carta puede ser suscrita por los miembros de la comunidad PUCP indicando nombre y número de DNI (o código PUCP) al correo: cartapucpam@gmail.com

Actualización (03/08/2011):

Quienes vienen organizando la recolección de firmas han creado un blog donde han colgado la carta que redactaron y la lista de adherentes (833 hasta ahora). Puede verlo aquí.

Sr. Aldo Mariátegui:

Los abajo firmantes somos estudiantes, egresados, trabajadores y profesores de la PUCP y le escribimos a propósito de su columna en el diario Correo, publicada el 27 de mayo bajo el título “Limones ácidos”. Más allá de sus simpatías y discrepancias políticas, encontramos preocupante y ofensivo que se dirija a la Pontificia Universidad Católica del Perú como la “Pura Universidad de la Cojudez del Perú”.

La PUCP, como una universidad plural, alberga a múltiples personas con distintas perspectivas políticas, tanto alumnos, profesores como trabajadores en general. Esto no nos exime de realizar análisis críticos y señalar qué propuestas, ideologías y movimientos encontramos incongruentes con el desarrollo del país. Tanto a título independiente (alumnos, profesores), como colectivos específicos (movimientos estudiantiles, círculos de investigación), y entes  institucionales (con las diversas direcciones de investigación existentes en la Universidad), consideramos que el debate y el intercambio respetuoso de argumentos son condiciones indispensables para consolidar un Estado democrático, construir sentidos, retrabajar propuestas y fortalecer el respeto, especialmente entre posturas adversas.

Usted, señor Mariátegui, no ha debatido con representantes de nuestra Universidad, ni con alumnos, colectivos o instituciones que la conforman. Tampoco se ha preocupado por cuestionar imparcialmente puntos que encuentre objetables, ni ha buscado sustento coherente que respalde sus afirmaciones. Creemos, por eso, que una opinión como la suya, basada en insultos y falacias, no puede ser respondida con argumentos, porque no se apoya en un discurso que permita la exposición de razones o evidencias que sustenten lo que se afirma.

Precisamente por ello no rebatiremos su opinión con los mismos agravios. Y aunque consideramos que lo que corresponde en este caso es una rectificación, no se la solicitaremos puesto que consideramos que esta debería partir de iniciativa propia y porque no tiene sentido esperar una actitud de este tipo de quien se obstina en escribir infundios como los que usted publica. En adelante, cualquier afrenta que usted manifieste contra la PUCP nos será indiferente, en tanto sus palabras no se sustenten en argumentos sino en simples insultos vacíos que buscan destruir antes que criticar objetivamente.

 Usted se orienta al insulto y al desprecio, ambas posturas que rechazamos y condenamos, ya sea que vengan de usted o de cualquier otra persona. Dado su rol como comunicador y líder de opinión en nuestro país, creemos que debería ejercer sus labores informativas con respeto e imparcialidad, sin defender afirmaciones que carecen de fundamento. Los insultos que usted profiere no hacen más que debilitar el Estado democrático que todos nos esforzamos por construir.

Atentamente,

4 Respuestas a “Limones ácidos para Aldo Mariátegui. Carta de miembros de la PUCP ante su columna

  1. angel jose tola

    Los comentarios son algunas veces fuera de lugar, he leido sus comentarios en el diario correo pero realmente Aldo no sueltas a Ollanta Humala, le das duro por todo lado, bueno tienes que cambiar tu pluma, un poco, no ser tan dramatico amigo.

  2. Pingback: [Aldo]… ¿tendríamos que haberte dicho con honestidad que te metas tu propuesta al poto? | soloruido

  3. Estos filósofos tambi n se metieron en la iglesia e intentaron limpiar la palabra de Jesús de todo lo que se le hab a colgado.

  4. Muchos conservadores prefieren ocultarnos a los demás la que sería su descripción ideológica más precisa (esto es, la de “conservadores”), para hacerse pasar más bien por “liberales” en un sentido laxo, muy laxo, de la palabra, es que esas personas han por fuerza de restringir luego el significado de “liberal” al único sentido que les puede resultar plenamente tolerable desde su mentalidad conservadora: que no es, naturalmente, el sentido en que se dice que uno es liberal en sus costumbres, o en su forma de pensar, o en su tolerancia hacia el cambio o hacia otros modos de vida diferentes del propio. Y por ello, un conservador, cuando se disfraza de “liberal”, a menudo será distinguible por el mucho hincapié que ponga en el área económica al explicar su ideología, y la escasa atención que preste a otras facetas de la realidad, como la ética (liberal), la tolerancia (liberal), las costumbres (liberales), la apertura de mente o de fronteras (liberal). Para este tipo de presuntos liberales la economía no es más que un señuelo con que distraernos de su sustancia, que es conservadora y no liberal.

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